¿Cuál escuela quiere apoyar?
La lección anterior (“Agrandarlo”) exploró lo que las escuelas y los distritos podrían hacer si tuvieran una mayor cantidad de recursos. Esta lección analiza un caso más conocido: ¿podría la educación pública conformarse con menos? Cuando la vida nos da limones, hacemos limonada, ¿verdad?
Para que quedemos claros: el financiamiento para la educación pública en California está lejos de ser abundante, y un cinturón demasiado ajustado daña a los niños y a la sociedad. Sin embargo, esta lección explora el lado opuesto de la idea de agrandar, a fin de darle una perspectiva: ¿qué es lo que más importa?
La eficiencia es el arte de lograr más (resultados) con menos (recursos).
Durante el último medio siglo, ha disminuido el porcentaje de la economía que se invierte en la educación primaria y secundaria. Esto es cierto especialmente en el caso de California.
En el ámbito educativo, los aumentos a la eficiencia son difíciles de cuantificar. He aquí algunos de los desafíos:
Hacer más… Nuestras expectativas de la educación pública han aumentado sustancialmente con el tiempo. Por ejemplo, esperamos que los estudiantes de todas las comunidades cuenten con acceso a clases que los preparen para la universidad. Cada vez más, se espera que las escuelas atiendan a todos los estudiantes, incluidos aquellos que están aprendiendo inglés y aquellos que tienen discapacidades de aprendizaje. Y ahora, esperamos que las escuelas conecten a todos los miembros de la comunidad escolar con la tecnología necesaria para la participación digital en la sociedad. Cuando usted paga impuestos en apoyo a la educación pública, no está realizando un cálculo frío del rendimiento, sino que está contribuyendo a la cadena de favores.
…con menos A pesar de estas expectativas aumentadas, con el tiempo, la inversión en educación pública primaria y secundaria se ha contraído considerablemente como un porcentaje de la economía. En el análisis de política pública, el porcentaje de la economía que se gasta en un área se describe como esfuerzo. A medida que crece la economía, para mantener el esfuerzo, los gastos en esa área deben crecer al mismo ritmo.
En California, los gastos en educación pública no han mantenido el paso de la expansión de la economía estatal. Algunos podrían considerar el gasto de una menor porción de la economía en educación como evidencia de una mejora en la productividad. Pero es difícil argumentar en este caso que la productividad sea necesariamente el objetivo correcto.
Cuando de educación se trata, California es un estado de bajo esfuerzo económico. Gasta una porción menor de su economía en la educación que otros estados. Hace mucho, solía invertir más.
Hace tan solo un siglo, los estados comenzaron la labor de hacer la educación pública universal. Ampliar el sentido y la utilidad de la educación universal en los Estados Unidos ha sido una de las más importantes funciones del gobierno durante al menos las últimas cuatro generaciones. La obra está inconclusa, por supuesto, pero las oportunidades de educación se han aumentado para incluir a las niñas, los grupos minoritarios y los niños con discapacidades. Ha sido una tarea difícil y costosa, alimentada por un compromiso compartido para invertir en el sueño estadounidense.
La mayoría de los costos de la educación son los del personal, y la mayor parte se destina a los maestros. Hace cincuenta años, los maestros en la mayoría de los estados ganaban un poco más del doble del promedio de los ingresos per cápita. Desde entonces, los salarios de los maestros se han mantenido a la par de la inflación, pero no a la par con el crecimiento general de los salarios promedio.
Los “ahorros” ganados mediante un crecimiento relativamente lento en el salario de los maestros se han invertido mayormente en la contratación de maestros adicionales. Esto ha reducido el tamaño medio de las clases en la mayoría de los estados, lo que ha ayudado a hacer frente a las necesidades de los estudiantes que están aprendiendo inglés y los estudiantes con discapacidades de aprendizaje. Las clases más pequeñas sirven al propósito de hacer que la educación sea más universal y fueron una respuesta clave a la directriz política de que “ningún niño se quede atrás”.
California, como siempre, ha sido una excepción; al carecer de fondos para lograr lo contrario, el índice de estudiantes por maestro ha continuado siendo la más alta de los Estados Unidos durante varias décadas. Impulsar una estrategia aún más “minimalista” en este aspecto requeriría de nuevos enfoques y riesgos.
La tecnología ha sido el principal factor del aumento en la productividad en otros sectores de la economía, y es probable que la educación siga el mismo patrón. Por ejemplo, el aprendizaje por computadora funciona bien para muchos estudiantes, especialmente cuando de aprender matemáticas se trata. Las computadoras no pueden sustituir a los maestros, pero sí pueden ayudarlos. Cuando los estudiantes quieren aprender algo por su cuenta, recurren a YouTube. Por supuesto, algunos materiales didácticos en línea son superficiales o incorrectos, o tienen fines de lucro. Sin embargo, otros materiales didácticos son buenos. El tema general del uso de la tecnología en el aprendizaje se examina en la lección 6.6.
A pesar de que el costo de la tecnología está disminuyendo constantemente, no es gratuita. Para poder hacer que el uso de la tecnología sea significativo y exitoso, las escuelas deben realizar importantes inversiones por adelantado, no solo en equipos e infraestructura, sino también en planificación y capacitación.
Nuestro sistema de educación suele funcionar a partir de la suposición de que los estudiantes aprenden al mismo ritmo. En el 2007, la Nueva Comisión de Habilidades de Mano de Obra Estadounidense emitió un informe muy original que recomendó que las escuelas abandonara el avance de nivel de grado tradicional. Sostuvo, en cambio, que los estudiantes deberían pasar de grado a grado en cada materia cuando estén listos. El informe señala que esta estrategia no solo ahorraría dinero, sino que también encargaría a los estudiantes de su propio destino y les permitiría salir más rápidamente para realizar sus sueños. Esta noción se refleja en los materiales de enseñanza de los estudios superiores en línea. Si está listo para pasar a otra cosa, ¿por qué esperar? Lindsay, California es uno de los pocos distritos escolares que han adoptado elementos de esta estrategia.
Si los estudiantes terminaran la escuela antes, se reducirían los costos para los contribuyentes. El ahorro sería bastante pequeño, pero podría ser suficiente para servir como un incentivo; el informe de la Nueva Comisión recomendó invertir los ahorros en cuentas de “competitividad personal” financiadas con impuestos. Esas cuentas ofrecerían a las personas fondos para continuar con la educación superior u otras actividades. Otras entidades han llevado esta idea aún más lejos, proponiendo que los incentivos financieros sean puestos a disposición de todos los niños, condicionándolos a una buena conducta y al éxito en la escuela.
El sistema de financiamiento educativo de California, la Fórmula de Control Local del Financiamiento Escolar (LCFF, por su sigla en inglés), involucra bastante burocracia, pero remplazó un sistema que era considerablemente peor. El antiguo sistema de financiamiento asignaba dinero a programas específicos y exigía extensos informes de cumplimiento. Estos consumían un valioso tiempo del administrador de la escuela y creaban barreras para las estrategias locales de mejoramiento escolar.
Permitir que los administradores hagan más con el tiempo y el dinero que ya tienen podría ayudar a generar mejores resultados de los estudiantes.
Particularmente en California, el distrito puede también optar por invertir más recursos en liderazgo educativo. A la distancia, invertir en la oficina del director puede parecer una contradicción, pero una función principal y subestimada de la dirección escolar es sacar lo mejor de otras personas. El sistema escolar de California no tiene una sobrecarga administrativa. En el ciclo escolar 2019-20, los gastos administrativos de los distritos escolares y las oficinas de educación de los condados sumaron al 13 por ciento de los gastos totales del estado en la educación primaria y secundaria. (Códigos de contabilidad 7000 y 2700.)
Como se ha señalado anteriormente, a largo plazo, los salarios de los maestros en los Estados Unidos han caído en relación con los de otros sectores. Sin embargo, los salarios de los maestros representan la mayor parte del costo de la educación.
Los salarios de los maestros se determinan mediante la negociación colectiva entre los distritos escolares y los sindicatos. Algunos sostienen que la negociación colectiva aumenta el costo de la educación mediante el pago salarial uniforme para todos los maestros a un nivel superior al que el mercado dictaría sin participación sindical. Existe suficiente evidencia que apoya esta afirmación; como se ha comentado en la lección 7.5, la negociación colectiva ha frenado la erosión del salario de los maestros en relación con el de otros trabajos que requieren una preparación similar. Algunos esfuerzos para hacer más con menos en la educación buscan reducir el alcance de la negociación colectiva o diferenciar los salarios de los maestros de modo que sean más adaptables (o vulnerables) a las condiciones del mercado.
En parte, el concepto de diferenciación de salarios es muy atractivo: permitiría que las escuelas ofrezcan pagos adicionales para atraer y retener a los maestros que puedan asumir funciones excepcionales o que demuestren habilidades excepcionales. Los sindicatos dudan en aceptar dichas excepciones por una variedad de razones. En la matemática de suma cero del financiamiento educativo, si algunos salarios se aumentan, otros deben reducirse. Nadie sabe realmente qué tan bien resultaría esta estrategia con el paso del tiempo. Los más optimistas afirman que las comunidades se unirían para pagar a los maestros salarios más acordes a su gran valor. Los pesimistas temen que su alto valor social podría no ser reflejado en su valor de mercado. Los salarios del mercado para los maestros suplentes ya son muy bajos. (Pregúntele a un maestro cuánto se les paga a los maestros suplentes en su escuela. Es probable que la respuesta le sorprenda.)
Para aquellos cuya presión arterial aumentó un poco con tan solo pensar en reducir el salario de los maestros, tengan en cuenta que la pregunta original era: “¿podría el costo de la enseñanza reducirse aún más?” Esa es una pregunta muy distinta a si el costo debería reducirse. El atractivo financiero de la profesión docente ya ha disminuido en relación con otros empleos. Los dirigentes distritales y sindicales están procediendo solo con gran cautela.
El cambio puede parecer muy lento en el ámbito de la educación. Desde la perspectiva de los estudiantes o padres, a menudo parece que el sistema es completamente intratable, congelado en carbonita como Han Solo. Una mirada a la historia de la educación deja en claro que el cambio generalizado sí sucede bajo ciertas condiciones. La siguiente lección examina dichas condiciones.
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