¿Cuál escuela quiere apoyar?
¿Cómo aprenden los niños los valores y buenos hábitos?
Aunque, en la mayoría de los casos, son los padres quienes tienen la función principal en el desarrollo del carácter de sus hijos, las escuelas también desempeñan un papel fundamental.
En la mayoría de las escuelas, el concepto de valores y hábitos tiende a agruparse bajo el paraguas de la educación del carácter, un término que puede referirse a una multitud de valores y actitudes: el respeto, la confianza, la honestidad, la preocupación por el bienestar de los demás, la responsabilidad y el deseo de superación. Las escuelas con una misión religiosa incluyen valores o normas adicionales alineados con su sistema de creencias.
Muchas escuelas abordan la educación del carácter como parte de sus prácticas generales y no como un tema académico aparte. Por ejemplo, un maestro de ciencias puede destacar la importancia de la precisión y veracidad al reportar datos. Un maestro de lenguaje y literatura puede examinar el tema del racismo asignando a sus estudiantes leer y comentar una novela como Matar a un ruiseñor.
Para muchos estudiantes, las experiencias deportivas están repletas de lecciones de vida: cómo celebrar una victoria, superar una pérdida, seguir (o romper) las reglas, lidiar con una lesión o agresión y más. Estas lecciones no siempre son buenas, y mucho depende de la cultura de la competencia. La Positive Coaching Alliance, una organización sin fines de lucro con sede en California, enseña a los padres y entrenadores a maximizar lo bueno y minimizar lo malo mediante el entrenamiento.
La educación del carácter no es parte del Currículo común. Pero de todos modos, es muy importante.
En muchas escuelas, los dirigentes están trabajando para hacer de la educación del carácter una parte intencional del plan de estudios. Aun así, es notable que no figure en ningún programa oficial como el Currículo común. Los programas de educación del carácter pueden diferir considerablemente entre sí. Pueden ser difíciles de medir, y las investigaciones cuantitativas sobre sus efectos pueden mostrar resultados variados. Si su escuela o distrito está considerando un programa, puede buscar inspiración en la oficina de información federal What Works Clearinghouse, además del resumen de recursos de educación del carácter del Departamento de Educación de California.
Otra buena fuente de inspiración es Character.org, que sugiere 11 principios para una educación del carácter efectiva. O quizás preferiría el enfoque de 12 puntos del Instituto Cortland. O en cambio, quizás se identificará con la perspectiva del escritor de temas educativos Alfie Kohn, quien considera que estos programas son equivalentes al adoctrinamiento y ofrece sus propias recomendaciones.
Una cosa queda clara: los programas de educación del carácter funcionan mejor cuando sean sostenidos y congruentes y se vuelvan parte de la cultura de la escuela. Si su escuela o distrito está considerando promover la educación del carácter, puede valer la pena llegar a un acuerdo entre el cuerpo docente, el consejo y los dirigentes sindicales. Proceda lentamente para avanzar rápido.
Muchas boletas de calificaciones en escuelas primarias incluyen elementos que permiten que los maestros se comuniquen con los padres acerca del progreso de sus hijos en las habilidades interpersonales que se relacionan con el desarrollo de su carácter; quizás algo se pierda en las tajantes evaluaciones calificadas con letras que suelen ocupar un lugar central en las escuelas intermedias y secundarias. Algunos programas de educación del carácter han tenido un efecto medible en la reducción de la drogadicción, violencia y embarazo.
Los programas de educación del carácter han tenido un efecto medible en la reducción del uso de sustancias ilegales, la violencia y el embarazo.
Muchos programas curriculares y de intervención se basan en la premisa de que los estudiantes necesitan aprender diferentes estrategias para hacer frente a los conflictos. Por ejemplo, la justicia restaurativa faculta a los estudiantes a mostrar respeto por los demás, asumir la responsabilidad de sus acciones y crear relaciones positivas con sus compañeros. Otro modelo, el de Intervenciones y soportes para el comportamiento positivo en la escuela, solicita al cuerpo docente y demás personal escolar que enseñen, guíen y recompensen activamente los comportamientos positivos, tales como el buen desempeño académico, el seguimiento a las peticiones de los adultos y las conductas seguras.
Con demasiada frecuencia, se omite mencionar que los buenos hábitos de estudio en la escuela son la base de los hábitos de trabajo que generan el éxito en la vida adulta. Los principios básicos que pueden utilizarse para mejorar las habilidades de estudio incluyen los siguientes:
Otros comportamientos académicos, tales como asistir a clases, llegar dispuesto a aprender y participar activamente en la clase, también conducen a un mejor desempeño académico.
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Zohe Garcia June 22, 2021 at 6:47 pm
francisco molina August 25, 2019 at 9:05 pm