¿Cuál escuela quiere apoyar?
A la edad de 5 o 6 años, los niños estadounidenses comienza su educación formal. El proceso ocupa una porción enorme del tiempo que pasan despiertos hasta la edad adulta. Los contribuyentes comprometen enormes sumas para mantener este sistema. Las familias organizan sus vidas en torno a los horarios escolares. ¿Por qué lo hacemos?
A nivel individual, por supuesto, el porqué de la educación casi carece de significado. La escuela es obligatoria. ¡Es lo que se espera que hagamos! Además, la educación es el único camino que lleva a un empleo con un salario digno. (Recuerde el viejo dicho: si cree que la educación es costosa, ¡pruebe con la ignorancia!)
La idea extraordinaria y revolucionaria detrás de la educación pública universal es que vale la pena invertir en todo joven.
A nivel de la sociedad, la idea extraordinaria y revolucionaria detrás de la educación pública universal es que vale la pena invertir en todo joven, por razones tanto filosóficas como prácticas. Hoy en día, los estadounidenses tendemos a creer que nuestra herencia democrática se aplica a todos. Tenemos un interés común en una sociedad y un electorado educados. Nuestra sociedad valora el ideal individualista de que el lugar de una persona en el orden jerárquico debe ganarse y no heredarse. Todo el mundo debería tener una oportunidad.
A pesar de todos sus defectos, el sistema de educación pública representa nuestra mayor inversión colectiva en nuestra sociedad. Es de crucial importancia para la salud pública por medio de la vacunación universal. Es una expresión de nuestra creencia en la movilidad social y en la capacidad de cada persona de aportar algo a este mundo que compartimos.
Si esto no lo convence, la mayoría de las personas concuerdan en su preferencia de financiar las escuelas en lugar de las cárceles o los comedores para indigentes.
Desde principios de 2020, la pandemia de COVID-19 nos ha recordado a todos que la escuela también desempeña un papel importante para los adultos. Es difícil trabajar cuando los niños no están en la escuela, ¿verdad?
Los objetivos de alto nivel son los más fáciles de acordar: todos queremos que nuestros hijos salgan sanos de sus años escolares, preparados para la universidad, el trabajo y la ciudadanía.
Bill Honig, antiguo Superintendente de Instrucción Pública de California y fundador del Consorcio de Excelencia en la Lectura (CORE), sugiere que la educación pública tiene tres propósitos: preparación para el trabajo, participación cívica activa y llevar una vida plena. Una encuesta de 2016 reveló que el 45% de los estadounidenses cree que el principal propósito de la educación es preparar a los estudiantes académicamente, el 25% cree que es prepararlos para el trabajo y el 26% cree que es prepararlos para ser buenos ciudadanos.
En general, queremos que las escuelas ayuden a nuestros hijos a desarrollar su potencial. Esperamos que los alumnos adquieran ciertas habilidades fundamentales, como la alfabetización y la aritmética.
Sin embargo, más allá de las cuestiones prácticas, también esperamos que las escuelas ayuden a transformar a los niños en adultos adaptables, decentes y ampliamente capaces. Las cosas pueden cambiar. En una sociedad que evoluciona y en un mercado laboral que evoluciona rápidamente, no podemos pretender saber exactamente qué habilidades necesita realmente un niño.
Esta idea no es ni mucho menos nueva. El director de la escuela de Eton, William Johnson Cory, expuso su opinión al respecto en 1861. Imagínese que el siguiente pasaje es leído por Albus Dumbledore...
En la escuela, uno no participa tanto en la adquisición de conocimientos como en la realización de esfuerzos mentales bajo la crítica…
En la escuela, uno no participa tanto en la adquisición de conocimientos como en la realización de esfuerzos mentales bajo la crítica… Uno asiste a la escuela no tanto por el conocimiento como por el arte y el hábito; por el hábito de la atención, por el arte de la expresión, por el arte de adoptar una nueva postura intelectual al instante, por el arte de ingresar rápidamente en los pensamientos de otra persona, por el hábito de someterse a la reprobación y la refutación, por el arte de señalar el asentimiento o el disentimiento en matices graduados, por el hábito de apreciar diminutos puntos de precisión, por el arte de determinar en cierto tiempo lo que es posible; por el gusto, por el buen criterio, por la valentía mental y la sobriedad mental.
– William Johnson Cory, director de Eton, 1861
Esta lección concluye el capítulo introductorio de Ed100. Las lecciones esenciales de Ed100 están organizadas en diez capítulos con un panorama general en mente: “La Educación es Estudiantes y Maestros Empleando el Tiempo en Lugares para el Aprendizaje con el Material Adecuado en un Sistema con Recursos para el Éxito. ¿Y ahora qué?”
Hemos creado muchos recursos para ayudar a los dirigentes a aprovechar Ed100: ¡échele un vistazo a nuestra caja de herramientas!
La siguiente lección cambiará el enfoque hacia los estudiantes.
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francisco molina July 1, 2022 at 1:23 am
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