¿Cuál escuela quiere apoyar?
Parecía que las escuelas eran inmunes al cambio.
Hasta hace poco, las aulas lucían igual a como eran hace 50 años, con la posible excepción del cambio de un pizarrón negro a uno blanco. Pero esa es la forma en la que suelen ocurrir los cambios. De repente, llega el futuro.
De repente, llega el futuro.
Los avances tecnológicos están cambiando rápidamente la forma en la que los estudiantes aprenden, tanto en la escuela como en la vida. En su libro del año 2008, Disrupting Class, los profetas de esta revolución, Clayton Christensen y Michael Horn, predijeron la trayectoria de estos cambios. Sostuvieron que el software educativo y la enseñanza en línea trastocarían profundamente la forma en la que funcionan las escuelas y las maneras en las que aprenden los niños. La situación comenzaría siendo terrible, predijeron, pero mejoraría continuamente.
Hoy en día, cuando los estudiantes quieren saber o aprender algo, recurren al internet. En un minuto virtual, los maestros se convirtieron en la segunda mejor alternativa, remplazados por los oráculos de YouTube. La capital mundial digital de inútiles videos felinos es también la forma más atractiva en la que los estudiantes pueden aprender las cosas que quieren saber, desde la ciencia del limo de boráx hasta la historia del mundo, presentadas en forma graciosa, en menos de 20 minutos.
Algunas de las escuelas chárter de mayor desempeño en California fueron pioneras de la transición al uso de tecnología en la enseñanza diaria. En la jerga educativa, a la fórmula del aprendizaje a través de una combinación de maestros y tecnología a veces se la conoce como aprendizaje combinado (o semipresencial). Las implicaciones pueden ser significativas si las escuelas lo aprovechan al máximo.
Por ejemplo, una red de escuelas chárter llamada Rocketship combina la instrucción tradicional, la tecnología y la tutoría para permitir que cada estudiante aprenda a su propio ritmo, independientemente si es de los primeros de la clase o está un poco rezagado. A esto se le llama “invertir el aula” porque puede invertir el uso del tiempo en ella. En la mayoría de las aulas, los maestros explican los nuevos conceptos a un gran grupo de estudiantes, quienes luego deben practicar las habilidades por cuenta propia en casa. En el modelo “invertido”, los estudiantes practican sus habilidades en el aula, y pueden aprender los nuevos conceptos en casa mediante videos personalmente asignados como deberes escolares.
No hay nada que la tecnología
no está cambiando.
Incluso las escuelas
la están aprovechando.
La tecnología no siempre tiene que ser extravagante para ser eficaz. Uno de los sitios web más famosos para la educación autoguiada es la Academia Khan, la cual empezó modestamente como un conjunto enorme de breves videos en YouTube.. Una sola persona, Salman Khan, publicó lecciones sencillas sobre temas que iban desde el álgebra hasta el capital de riesgo. Miles de personas alrededor del mundo se han beneficiado de sus tutoriales claros y pacientes. Hoy, el sitio ya no es solo para el aprendizaje del individuo, sino que también incluye herramientas para ayudar a los maestros, padres y otros capacitadores a apoyar a los estudiantes mientras aprenden. La tecnología tiene una tendencia agradable a volverse mejor y más económica con el tiempo.
Resulta que algunas escuelas están aprovechando más rápidamente que otras las posibilidades de la tecnología en el aprendizaje. En concordancia con la teoría de Christensen, en los Estados Unidos, muchos de los primeros estudiantes que se beneficiaron del aprendizaje en línea son aquellos educados en casa, cuyos padres decidieron no inscribirlos en escuelas normales por motivos religiosos o de otro tipo. El aprendizaje en línea también ofrece una enorme promesa para el desarrollo económico en localidades con altos niveles de pobreza; el investigador educativo Sugata Mitra tiene ejemplos documentados de estudiantes que se organizan solos para aprender de los recursos en línea sin el beneficio de un maestro que les sirva de guía.
La potencia y conectividad informáticas han impulsado la educación en casa hacia un formato nuevo y de rápido crecimiento: la escuela virtual. En su manifestación más pura, una escuela virtual está organizada como una escuela chárter. Los estudiantes se inscriben, reciben una computadora, si es que no tienen una, y se apuntan en los cursos en línea. Pero las escuelas virtuales están evolucionando rápidamente y pueden tomar muchas formas. Los estudiantes pueden trabajar con maestros y otros estudiantes en línea y por teléfono. Pueden reunirse en persona. Pueden orientarse hacia un ritmo de aprendizaje propio o pueden tener un horario fijo. Algunas escuelas virtuales se concentran en la recuperación de créditos académicos, lo que permite que los estudiantes en riesgo obtengan su diploma mientras se apartan del entorno escolar. Muchas destacan su flexibilidad de horarios, lo que permite a los estudiantes amamantar a un recién nacido o mantener un trabajo diurno para ganar dinero y apoyar a su familia. Algunas se concentran en ofrecer una vía rápida a la universidad.
Y algunas son horribles. En 2016, el Departamento de Justicia de California llegó a un acuerdo multimillonario con un operador de escuelas chárter en línea con fines de lucro por supuestas violaciones de las leyes de California. En 2019, la legislatura de California prohibió por completo las escuelas chárter con ánimo de lucro.
Pero fiel a la predicción de Clayton Christensen, la tecnología está en todas partes en la educación. Claramente, la pandemia aceleró un proceso que estaba ocurriendo de todos modos. A pesar de los problemas, la revolución digital ha llegado a las escuelas y parece que está aquí para quedarse, con un gran obstáculo: la infraestructura cuesta dinero.
Cada estudiante requiere de acceso digital en la escuela y en el hogar para aprender y hacer las tareas. Este es un requisito universal de infraestructura, al igual que el agua potable y la electricidad.
No hay nada inevitable en lo que respecta a esta revolución en el aprendizaje. La Academia Khan y YouTube son recursos gratuitos, pero las computadoras, tabletas, redes y personal técnico no lo son. Las escuelas se enfrentan a gastos importantes para reunir las computadoras, tabletas, routers y conmutadores que posibiliten la conectividad. Aunque la infraestructura digital de la escuela esté actualizada (ocasionalmente es así), esto no significa que los maestros y el personal de la escuela sepan cómo usarla, y el mantenimiento de una red es una tarea que requiere de personal. Las personas diestras en tecnología tienen muchas posibilidades de empleo, y las escuelas luchan por atraer y retener al personal con conocimientos técnicos. Si su escuela no cuenta con las redes y computadoras que los estudiantes y maestros necesitan, comuníquese con su consejo escolar. En California, los distritos escolares tienen mucha libertad en la manera de utilizar sus fondos. Pregunte si hay planes de financiar la infraestructura tecnológica en una próxima emisión de bonos.
El acceso desigual a la tecnología educativa puede contribuir a las diferencias de rendimiento. En las escuelas ubicadas en vecindades con mayores posibilidades económicas, el acceso a internet llega a cada esquina de cada aula. Pero este nivel de acceso está lejos de ser universal.
Las escuelas se están convirtiendo en lugares de trabajo "adultos", donde la tecnología es vital y compleja.
A medida que se vuelven conectadas, las escuelas se están volviendo más parecidas a los lugares de trabajo de los "adultos", donde la tecnología es esencial y compleja. En las empresas, los líderes tecnológicos ganan buenos salarios y desempeñan un papel importante. Las escuelas que emprendan una transición digital también requieren de liderazgo experto. ¿Windows, Mac o Linux? Microsoft Office o Google Docs? ¿Chromebooks o iPads? ¿Qué está permitido? ¿Qué no? ¿Qué pasa cuando las cosas se arruinan? Puesto que, al final de cuentas, los presupuestos escolares son reflexiones de valor, los consejos escolares deben tomar decisiones difíciles: ¿deberá el dinero destinarse a los maestros o a las tabletas y al personal de apoyo técnico?
Puesto que las herramientas tecnológicas para el aprendizaje siguen mejorando, el significado de tareas ha cambiado. Los ensayos no involucran papel: se presentan en forma de Google Docs. Los maestros pueden asignar lecciones en video. Los estudiantes pueden colaborar en proyectos digitales. Por supuesto, esta innovación tecnológica no favorece a los estudiantes que no tienen una computadora o un buen acceso a internet.
La brecha al principio de la pandemia era enorme. Según una encuesta realizada a adultos estadounidenses en abril de 2021, los niños de hogares con menos ingresos se enfrentaban a una brecha desproporcionada en los deberes. El 23% de los niños con ingresos bajos necesitaban utilizar redes WiFi públicas para completar las tareas escolares porque su señal en casa no era fiable.
La encuesta de abril de 2021 también reveló que los padres con ingresos medios y bajos eran más propensos a declarar que les resultaba difícil ayudar a sus hijos a utilizar la tecnología para el aprendizaje en línea. Los padres de zonas rurales y urbanas tenían más dificultades que los de las afueras.
En 2022, la mayoría de las escuelas volvieron a funcionar en persona. En retrospectiva, Pew Research preguntó a los adolescentes qué preferían: ¿aprendizaje presencial o a distancia? En general, la mayoría de los estudiantes preferían la presencial:
Un acceso constante a la red es esencial para los alumnos, tan importante como el papel de cartapacio y los lápices del número 2. Una "señal" adecuada es esencial no sólo para el despacho del director de la escuela, sino para cada aula y espacio de reunión y, más difícil aún, para cada hogar donde los niños viven, estudian y aprenden. Las generaciones pasadas han construido el acceso universal de Estados Unidos al agua potable, las carreteras modernas y la electricidad fiable. Para no dejar a los niños atrás, esta generación debe encontrar la manera de equipar las escuelas, los hogares y los refugios con un acceso universal efectivo a la red.
Algunos sostienen que, a menos que las escuelas adopten herramientas digitales para alumnos y profesores, corren el riesgo de volverse irrelevantes. El tema general de la «relevancia» se aborda en la próxima lección.
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