¿Cuál escuela quiere apoyar?
¿Qué sucedería si las escuelas en su distrito tuvieran mucho más dinero a su disposición? ¿En qué lo gastarían? ¿En qué deberían gastarlo?
Esta pregunta no es tan inútil como puede parecer. Después de todo, ya existen ejemplos. Algunas preparatorias privadas independientes cobran más de $50 000 de matrícula anual por estudiante. En el transcurso de la educación primaria y secundaria, esto suma más de medio millón de dólares. Además de la matrícula, estas escuelas recaudan dinero a través de donaciones. Para efectos de comparación, en el 2018, California gastó $12 498 por estudiante en las escuelas públicas. Con el ajuste por inflación, esto significa que la cantidad acumulativa que California invierte en la educación primaria y secundaria de cada estudiante es, en promedio, unos $145 000.
Cuando de educación pública se trata, desde hace mucho, California es uno de los estados con menor financiamiento en los Estados Unidos. En el transcurso de la educación primaria y secundaria, las diferencias aumentan. Una consecuencia es que, en comparación con las de otros estados, las escuelas de California pueden pagar a una menor cantidad de maestros.
Los estudiantes pasan casi 1000 horas por año en el aula. En cifras brutas, $50 000 por año por estudiante se traduce en casi $50 por estudiante por hora, cuatro veces más de los $12.50 por hora que se invierten, en promedio, por estudiante en las escuelas públicas. ¿Cómo se diferencian estas lujosas escuelas de las escuelas que deben conformarse con menos?
¿Qué es lo que hacen con todo ese dinero?
Algunas preparatorias privadas independientes cobran más de $50 000 de matrícula anual por estudiante, equivalente a aproximadamente $50 por hora en el aula
Pagan más para conseguir líderes excelentes. El director de una escuela privada que se gana la confianza del consejo, los maestros y los padres más influyentes puede ganar más de un cuarto de millón de dólares al año. En los sistemas de escuelas públicas, este nivel de remuneración es posible, pero solo en el caso de los superintendentes de los grandes distritos. Más allá del director, la mayoría de los consejos escolares de las escuelas privadas comprometen recursos adicionales para invertir en un personal de oficina que brinde apoyo al funcionamiento de la escuela, incluidas las posiciones encargadas de la comunicación, la disciplina, la capacitación de los maestros, los servicios de consejería, las relaciones con exestudiantes y las operaciones. No se conforman simplemente con tener personal de oficina y de conserjería.
Crean condiciones laborales que generen resultados. Los puestos de enseñanza general en las escuelas independientes no necesariamente están mejor remunerados que los mismos puestos en las escuelas públicas, pero las condiciones laborales son muy distintas. Estas escuelas suelen tener clases con pocos estudiantes, permitiendo que los maestros trabajen mucho más a fondo con los estudiantes. También tienen la flexibilidad necesaria para atraer a maestros con conocimientos técnicos especiales. Los puestos docentes en las escuelas independientes también tienden a incluir tiempo pagado de preparación, oportunidades de capacitación durante los meses de verano y un grupo de maestros sustitutos capacitados para mantener el funcionamiento cuando el maestro regular tiene que ausentarse del aula.
Ofrecen un programa de estudios más completo. Sin graves limitaciones financieras, estas escuelas pueden ofrecer un plan de estudios que no escatima en nada y que se completa con artes, deportes, informática y todo lo demás que su escuela querría. Algunas de estas escuelas (por una matrícula aún más alta) también ofrecen programas después de clases y de verano.
Tienden a tener buenas instalaciones con cada vez más tecnología. Aunque las instalaciones escolares independientes varían mucho, tienden a ser bastante buenas. Es poco común que las escuelas ricas recorten gastos para los equipos que consideran importantes para la instrucción, en particular, los equipos de laboratorio y la infraestructura de red digital. No existe evidencia significativa de que estas escuelas estén sustituyendo a los maestros con la tecnología, sino que invierten en ambos. (Vea la lección 6.6 para obtener información sobre cómo las escuelas incorporan la tecnología a la educación.)
Para estas escuelas, el ingreso de sus estudiantes a la universidad es una medida de éxito más significativa que las calificaciones obtenidas en las pruebas.
Dedican sus recursos de forma personal, con el fin en mente. En muchas de las escuelas con recursos abundantes, a cada estudiante se le asigna un consejero personal de la facultad durante varios años. Si el estudiante se rezaga, estos consejeros sirven como administradores de casos: encuentran formas de utilizar los recursos de la escuela para identificar y resolver los problemas. Si un consejero determina que el estudiante necesita apoyo académico adicional o cualquier otro tipo de ayuda, la escuela tratará de proporcionar esa ayuda adicional. (Nota: por lo general, los estudiantes con necesidades educativas especiales asisten a las escuelas públicas. La mayoría de las escuelas privadas no ofrecen este tipo de apoyo.)
En muchas secundarias privadas, el programa de estudios también incluye tiempo y recursos destinados a la orientación universitaria. Para estas escuelas, el ingreso de sus estudiantes a la universidad es una medida de éxito más significativa que las calificaciones obtenidas en las pruebas. De hecho, la mayoría de las escuelas privadas utilizan pruebas estandarizadas anuales, pero estas son distintas a aquellas que se utilizan en las escuelas públicas, lo que complica las comparaciones del nivel escolar. Las investigaciones que se han realizado mediante la Evaluación nacional de progreso educativo (NAEP, por su sigla en inglés) sugieren que, por lo general, existe poca diferencia entre las escuelas públicas y las privadas.
Se comunican con los exestudiantes. Las escuelas privadas bien establecidas invierten en sus relaciones con los ex estudiantes, además de establecer una comunicación constante para forjar y mantener relaciones que puedan dar lugar a todo tipo de resultados valiosos. Los exestudiantes sirven como pasantes o regresan a la escuela como maestros. También hacen donaciones para financiar necesidades capitales, tales como remodelaciones en instalaciones y fondos para becas. En las conversaciones sobre tales donaciones, los exestudiantes proporcionan opiniones valiosas con respecto a los cambios que la escuela debería hacer.
Seleccionan solo a los estudiantes bien preparados (sin obligación de educar al resto). Una gran diferencia entre las escuelas públicas y las escuelas privadas costosas es la selectividad. Las escuelas privadas seleccionan a sus estudiantes y buscan estudiantes que tengan más probabilidades de tener éxito en la escuela. Asimismo, son reacios a admitir a niños que creen que vayan a tener problemas para mantener el ritmo. Las opciones de admisión son un asunto importante; la competencia para una plaza en la escuela prescolar “indicada” puede ser intensa. Habiendo cursado un total acumulativo de más de 15 años de estudios entre prescolar, primaria, intermedia y secundaria en escuelas privadas, estos estudiantes ingresan a la universidad con más de medio millón de dólares ya invertidos en su educación.
El dinero solo vale lo que puede comprar
Por razones obvias, existe una cantidad limitada de lecciones que una escuela normal con fondos ordinarios e inscripción abierta pueden aprender de las decisiones tomadas por escuelas privadas selectivas con pocos límites prácticos. Aun así, el dinero solo vale lo que puede comprar. Estas escuelas pueden al menos servir de inspiración para la lista de deseos.
Por supuesto, la lista de deseos para una escuela de ensueño en un entorno de alta pobreza sería considerablemente más larga, ¿no? Imagínese si se accionara un interruptor y, como en Un Viernes Loco, de repente, una escuela privada bien financiada (incluidos sus dirigentes, maestros e instalaciones) fuera teletransportada mágicamente a una comunidad con necesidades especiales. No estaría preparada para abordar algunas de las necesidades reales que suponen un desafío para la educación, tales como el hambre, las barreras del idioma, las condiciones de seguridad en la comunidad, los problemas de salud, la vivienda y el transporte. Para hacer frente a esos desafíos, sería necesario reconsiderar el alcance de la responsabilidad de la escuela.
El cambio hacia un control local del financiamiento educativo bajo la Fórmula de Control Local del Financiamiento Escolar no convirtió en ricos a los distritos de California, pero sí creó nuevas oportunidades de elección.
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