A principios del 2020, los dirigentes empezaron a darse cuenta de que el COVID-19 sería una pandemia. Las escuelas y los distritos se cerraron, uno por uno. No había muchos datos en que basarse: las decisiones de cerrar se tomaron rápidamente a nivel local sin mucha coordinación central. Los dirigentes de cada escuela y distrito hicieron lo posible para comunicarse con las familias y el personal en su ámbito de responsabilidad directa, dependiendo de sus listas de contactos locales y manteniendo sus propias notas.
Al cabo de unos meses, puede que este proceso se repita a la inversa, incluida la falta de datos.
El gobernador Newsom ha sugerido la posibilidad de motivar a las escuelas primarias y secundarias de California a que reanuden sus operaciones ya en julio, en colaboración, se presume, con las oficinas de educación de los condados. Los factores económicos son los motivadores centrales de esta decisión: la gente necesita ganar dinero para pagar la renta, ponerle combustible al auto y hacer las compras. Grupos de estados están formando pactos regionales para coordinar sus planes y políticas para relajar las restricciones. Las escuelas y las instalaciones de cuidado infantil son una parte importante de este panorama porque son una ayuda para que los padres puedan salir a trabajar.
Grandes preguntas quedan sin responder. He aquí solo algunas:
Los dirigentes nacionales y estatales pueden hacer declaraciones, pero la responsabilidad de responder estas preguntas recaerá a nivel local. Cada distrito escolar establecerá sus propias políticas.
A fin de cuentas, por supuesto, son las familias las que tomarán la decisión: si no se sienten seguras ante la idea de enviar a sus hijos de regreso a la escuela, algunas simplemente no lo harán. Es probable que surja la educación en el hogar con énfasis en las herramientas de aprendizaje a distancia. En los lugares en los que muchas familias se sientan intranquilas ante la idea de enviar a sus hijos de regreso al aula, algunos dirigentes escolares lucharán por avanzar con el aprendizaje a distancia como su modo principal de operación para seguir aplanando la curva.
Es probable que el resultado neto sea mucha más experimentación de lo usual con la forma en que operan las escuelas durante el próximo año. Algunos experimentos serán brillantes. Otros serán ineficaces.
Al final, puede ser difícil descifrar todo lo que habrá sucedido.
Una parte del problema son los datos. Los distritos escolares son tan independientes que resulta difícil recopilar información oportuna sobre ellos, incluso en los períodos de normalidad. Los distritos recopilan sus propios datos operativos con bastante rapidez; el problema es que cada distrito es una isla, y cuanto más se alejen los datos de la oficina distrital, más tiempo se tardarán en llegar. Los sistemas escolares de California utilizan algunas definiciones compartidas para poder presentar archivos de datos periódicamente a un órgano del condado, del estado o federal. Pero los sistemas de datos no se comunican automáticamente entre sí. Incluso los datos más básicos, tales como la inscripción estudiantil, la asistencia y la dotación de personal, pueden ser “ruidosos”, y esta información superflua los vuelve difíciles de combinar. En California, el primer acceso significativo, utilizable e indexado que el público tiene a los datos sobre las operaciones escolares a nivel estatal llega muchos meses después del cierre del ciclo escolar, por medio de ed-data.org. (Por ejemplo, los datos sobre el ciclo escolar 2018–19 se publicaron en marzo de 2020.)
En el futuro, California puede tener un órgano coordinador dentro del Departamento de Educación para prepararse mejor para responder de manera coherente ante las emergencias. Para crearlo, se está considerando actualmente un proyecto de ley con el sobrenombre SAFER. Ciertamente, se requerirían datos mejores y más rápidos para que tal órgano sea eficaz.
Mientras los dirigentes de la educación en todos los Estados Unidos lidian con decisiones difíciles, compartirán ideas y conocimientos. ¿Cuáles recortes tendrán el menor impacto negativo? ¿Qué podemos hacer menos? ¿Qué funciona? ¿Qué hacen los demás? Las organizaciones como la Oficina de Análisis Legislativo, el grupo de Análisis de Políticas para la Educación de California (PACE, por su sigla en inglés), la Comisión de Educación de los Estados, la Asociación Nacional de Educación (NEA, por su sigla en inglés), el Centro de Presupuesto y Políticas de California y EdWeek harán todo lo que puedan para brindar respuestas basadas en datos, pero las comparaciones son difíciles, incluso en los mejores momentos.
California puede arreglar este problema de comunicación, el cual se asemeja a una moderna torre de Babel, pero será un desafío. Parte de la dificultad es de naturaleza constitucional: en el 1979, los votantes modificaron la constitución estatal para exigir que el estado rembolse a los distritos el costo de cumplir con los mandatos, incluso aquellos para la recopilación de datos. El gobernador Brown consideró que estos sistemas de datos fueron una baja prioridad, así que las soluciones existentes son burdas y lentas.
Por ahora, los Estados Unidos deben depender del periodismo
Para tomar decisiones de política, los dirigentes necesitan de información oportuna sobre lo que está sucediendo, aunque sea información anecdótica. En California, la mejor fuente de información sobre los cierres escolares no ha sido el Departamento de Educación de California, sino EdSource.org, una organización de noticias sin fines de lucro que se desempeña como la fuente de facto de noticias oficiales para el sector educativo del estado. A medida que reabren las escuelas, es casi seguro que EdSource volverá a jugar ese rol.
Fuera de California, el panorama es similar. La mejor fuente nacional de periodismo educativo ha sido EdWeek, un servicio de noticias de suscripción pagada, operado por una organización sin fines de lucro, al igual que EdSource. El Departamento de Educación de EE. UU. no cuenta con un sistema nacional para recopilar datos de las escuelas de forma oportuna. En un mensaje a los lectores, con fecha de 25 marzo, el editor jefe de EdWeek, Scott Montgomery, relató que no menos de dos agencias federales se habían puesto en contacto con la organización para pedir su ayuda.
En los períodos de normalidad, durante esta temporada del año, los distritos escolares de California estarían en pleno proceso de realizar la actualización trienal de sus Planes de responsabilidad de control local (LCAP, por su sigla en inglés), documentos llenos de datos que los distritos utilizan para explicar cómo su estrategia de aprendizaje corresponde con el uso del dinero y tiempo que habían planificado. Este año, el requisito del LCAP se ha pospuesto hasta diciembre. Tal vez para entonces, los distritos tendrán la capacidad para planificar; por ahora, responden a los sucesos a medida que se desarrollan, con la esperanza de que el dinero no se agote.
Los informes demorados serán absurdos. Es hora de cambiar a un enfoque de pronóstico.
Como escribimos en un artículo reciente, los efectos de una recesión causada por la pandemia casi seguramente serán nefastos y duraderos para los presupuestos educativos. A menos que se materialice algún apoyo federal para aumentar los presupuestos escolares, los distritos y sindicatos de maestros se enfrentarán a decisiones devastadoras. Con sus contratos en mente, tendrán que escoger cuál personal y cuáles programas deben proteger, cuáles deben despedir o suspender y cómo van a comunicar las malas noticias. (Para obtener una mejor idea de qué tan mal probablemente se volverán las cosas, escuche esta breve entrevista con Bob Blattner en EdSource.)
Debido a que los sistemas de datos son burdos y lentos, solo podremos ver el efecto conjunto de estas decisiones mucho tiempo después de que las mismas se hayan tomado. Como en una carrera de relevos con miles de testigos resbaladizos, los datos pasan de un nivel al siguiente con mucha confusión y equivocación. El Centro Nacional de Estadísticas de la Educación se tarda rutinariamente de dos a cuatro años en publicar datos comparables a nivel nacional e internacional, incluso los datos anuales resumidos, tales como el número de estudiantes y maestros en un estado y la cantidad de dinero que el estado gasta en la educación. Si fuera una broma, el remate llegaría en el momento menos indicado: durante los próximos años, mientras los distritos escolares estarán realizando recortes dolorosos, muchos informes de comparación con los “datos nacionales e internacionales más recientes” mostrarán que los presupuestos escolares están creciendo alegremente como margaritas en abono.
Quizás será la absurdidad de estos informes demorados la que, por fin, motivará las expectativas de más rapidez. Las agencias que presentan informes son lentas y cautelosas porque no quieren equivocarse en la cuenta. Los dirigentes necesitan motivación y autorización para dar la vuelta a este enfoque. Se debería exigir que las agencias federales y estatales entreguen al público pronósticos oficiales y oportunos que se mejoren y repitan con el tiempo. Seguramente será mejor que seguir acelerando en la niebla.
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francisco molina May 11, 2020 at 1:59 pm
francisco molina May 11, 2020 at 1:40 pm