Aunque la participación comunitaria es obligatoria en California desde hace cinco años como parte de los Planes de responsabilidad de control local (LCAP, por sus siglas en inglés), los padres y estudiantes sienten que sus voces no se oyen.
A mí, esto no me sorprende. Tal como aprendí durante el ejercicio de mi cargo como superintendente de escuelas en Sacramento, la interacción auténtica con la comunidad requiere de confianza, transparencia y un compromiso equitativo. En otras palabras, todo lo que se requiere son las cosas que la mayoría de las burocracias hacen mal por ser demasiado torpes y jerarquizadas, con una aversión al riesgo.
La buena noticia es que California está en camino a ayudar a los miembros de las comunidades locales a jugar un papel activo en la toma de decisiones del distrito escolar, lo que incluye un plan para invertir más de $13 millones durante los próximos seis años. Al haber vivido lo bueno, lo malo y lo feo cuando se trata de involucrar a las comunidades y familias en torno a la educación pública, aquí presento mis cinco mejores estrategias para el éxito. Sírvase compartir estas ideas con los responsables de tomar las decisiones en su distrito escolar. Lo que hacen es esencial para impulsar el éxito de la participación familiar y comunitaria.
Forje relaciones, y se esforzarán al máximo.
La mayoría de los distritos escolares, al igual que la mayoría de las organizaciones, funcionan como jerarquías. Las órdenes vienen de arriba, y la expectativa es que esas órdenes se cumplan sin cuestionar. Uno de los problemas de ese modelo es la falta de convicción: Aunque las personas de rango inferior, como los directores, hagan lo que se les pida, es probable que su entusiasmo sea nulo. Como superintendente, pronto aprendí que el verdadero liderazgo exige confianza y colaboración: si uno quiere maximizar sus resultados, debe explicar las razones y pedir opiniones en vez de simplemente emitir una orden.
En el caso de participación comunitaria, una cosa es enseñar a los maestros y directores cómo interactuar con los padres y otra cosa completamente distinta compartir con ellos los hechos de la participación de los padres en las escuelas.
Se ha comprobado que los estudiantes cuyos padres se interesan activamente en su educación obtienen mejores calificaciones, cuentan con mejores habilidades sociales y tienen más probabilidades de graduarse de secundaria y asistir a la universidad. Antes de que comprendan el porqué, los educadores pueden funcionar con los mismos supuestos y sesgos que el resto del mundo. Sin embargo, los datos no dejan lugar a dudas: los padres con menos posibilidades económicas tienen el mismo grado de interés y participación en la educación de sus hijos que sus pares más ricos.
Una vez que los embajadores de primera línea (maestros, directores y personal escolar) comprendan que forjar mejores relaciones con las familias produce mejores resultados para los niños en todo el espectro de posibilidades económicas, estas personas valorarán su papel en el proceso y se esforzarán al máximo.
La equidad no es la igualdad
A veces, las personas confunden la equidad y el tratamiento igualitario. El tratamiento igualitario significa tratar a todo el mundo de la misma manera: emitimos un folleto que invitaba a todos los padres a la reunión del consejo escolar, pero solo cuatro personas se presentaron.
La equidad es distinta. Comienza por hacer preguntas:
En cualquier distrito escolar, las familias provienen de diferentes ámbitos sociales. Incluir a todas en el proceso requerirá de esfuerzos de varios tipos y niveles, y eso está bien. De hecho, es mejor así. Es una lección de equidad, y la recompensa será asombrosa. Todos tenemos mucho que aprender uno del otro si nos tomamos el tiempo para tender lazos, realmente escuchar y asegurarnos de que todos se oigan.
Permita que los educadores lleguen donde ellos están
Como observó Stephanie Smith, quien era Maestro del Año en Sacramento:
Pedimos que los padres asistan a las noches de regreso a la escuela y a las conferencias con los maestros sin haber intentado comprender su realidad. ¿Qué tal si nosotros, los educadores, diéramos el primer paso? Es hora que los distritos escolares reflexionen sobre su enfoque de invitar a los padres a un lugar determinado en un plazo fijo en vez de llegar a las familias y padres donde sea que estén.
Lo que Smith propone es un paso hacia la equidad, y vi su impacto personalmente en Sacramento, donde el proyecto de visitas domiciliarias de padres y maestros (PTHVP, por sus siglas en inglés) capacitó a nuestros maestros para involucrar a las familias en la educación visitando sus hogares.
¿Cuáles son sus esperanzas y sueños para su hijo? Esa era la pregunta en el fondo de cada visita. PTVHP, el cual mejora la asistencia y los resultados de las pruebas estandarizadas, mientras reduce las medidas disciplinarias, funciona porque fomenta la confianza, una condición que rara vez existe entre la gente y las instituciones estatales.
Con el objetivo de potenciar a las familias, las visitas domiciliarias son citas entre los dos participantes, el padre y el maestro, por su propia voluntad, y no invasiones de hogares, como son algunos tipos de visitas sancionatorias llevadas a cabo por trabajadores sociales o funcionarios estatales. En el fondo, la educación y desarrollo de los niños es cuestión de relaciones entre estudiantes, educadores, familias y comunidades.
¡Abra las escuelas!
En Sacramento, mi equipo trabajó duro para convertir nuestras escuelas distritales en centros comunitarios que atendieran a todos. Si su objetivo es un compromiso comunitario con las escuelas, ¡abra las escuelas a la comunidad!
Muchos estudiantes adultos son inmigrantes que buscan desarrollar sus habilidades de lectura y habla en inglés para mejorar la calidad de vida de sus familias. Pero además de incrementar los ingresos de los padres, una mayor alfabetización adulta tiene un impacto directo en los niños. Según los Institutos Nacionales de la Salud, la alfabetización materna tiene mayor influencia en las posibilidades de éxito escolar del niño que los ingresos o la vecindad. Las habilidades vocacionales y la educación también tienen correlación con una mejor salud en los adultos y sus hijos. Ante el argumento de que no podemos pagar el precio de brindar educación a los inmigrantes y otros adultos desfavorecidos, mi respuesta es que no podemos pagar el precio de no hacerlo. Una mejor participación comunitaria es solo uno de los resultados positivos entre muchos.
La información del presupuesto escolar es a menudo indescifrable. Según mi experiencia, no solo es indescifrable para los padres. A veces, se siente como si las personas que elaboran los presupuestos están apostando a que ninguno de los actores (maestros, administradores, padres y legisladores) pueda realmente comprender a dónde se dirige todo el dinero.
Muestre el panorama completo.
Pero la transparencia significa más que la simple claridad con respecto a las cifras. Para mí, significa también el hecho de ser franco y honesto cuando se deben tomar decisiones difíciles. Algunos distritos se quejan de que los padres no ven el panorama completo y esperan que sus prioridades se aprueben a pesar de recursos escasos y preocupaciones contrapuestas. Mi respuesta es: muéstreles el panorama completo.
No confunda participación comunitaria con relaciones públicas. En vez de pintar una imagen de color rosa cuando su distrito se encuentra en problemas, dígale la verdad a la gente. Cuando las escuelas de Sacramento necesitaban desesperadamente que se aprobara una emisión de bonos, los padres, maestros y administradores trabajaron hombro con hombro para reunir los votos porque todos sabían cuán urgentemente necesitábamos los fondos.
¿Funciona la transparencia? Le dejaré con esta breve historia. En mi distrito, iniciamos foros comunitarios sobre el presupuesto, y el miembro del personal que operaba nuestro sistema de sonido portátil siempre venía conmigo. Después del último foro, se me acercó. “Superintendente”, dijo, “sé que puedo perder mi empleo en vista de lo grave que es nuestra situación, pero gracias por ayudarme a comprender, por fin, por qué y qué está en riesgo para nuestros hijos”.
Se necesitan esfuerzo y concentración para implementar estas cinco estrategias para involucrar y empoderar a los padres, familias y comunidades, pero los distritos escolares no tienen que reinventar la rueda para hacer bien esta labor. Existen muchos modelos. Lo que se requiere es: tener una visión; recordar que los padres y las familias son los socios más importantes del distrito; acercarse a la comunidad para involucrar a la gente en sus propios términos; y darle un sentido de humildad a la labor.
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