Vales escolares: ¿Una politíca peligrosa?

por Carol Kocivar | February 10, 2020 | 1 Comentar
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Escuelas “gubernamentales”

Durante demasiado tiempo, innumerables niños estadounidenses han quedado atrapados en escuelas gubernamentales que no funcionan. Con eso, en su discurso sobre el estado de la unión, el presidente Trump encendió otro debate sobre la política pública en materia del rumbo de la educación pública.

Está apoyando el proyecto de ley Education Freedom Scholarships and Opportunities Act (becas y oportunidades para la libertad educativa), el cual crearía un crédito fiscal federal de $5 mil millones anuales para promover el desarrollo de las escuelas privadas, religiosas y en casa, a expensas del apoyo para otras formas de opción escolar que incluyen las escuelas públicas.

¿Son los vales la mejor opción para mejorar nuestras escuelas?

Este artículo explica algunas de las formas en las que funcionan los programas de vales y lo que se sabe hasta ahora sobre sus efectos en los niños y las comunidades. Dejando de lado la política, la pregunta que deberíamos hacer es si los vales y créditos fiscales son la mejor estrategia para mejorar la educación para los estudiantes de bajos recursos.

Si su tiempo es limitado, he aquí la información anticipada: Existen opciones mucho mejores que los vales para ayudar a los estudiantes de bajos recursos. La idea no es nueva, y California ha rechazado las propuestas de vales en varias ocasiones. Siga leyendo para conocer los detalles.

¿Qué son los vales escolares?

En el contexto de la educación, los vales son cupones financiados por el gobierno, válidos para pagar los costos de matrícula en las escuelas privadas y religiosas. Si rastrea el origen de la palabra “voucher” (vale en inglés), en la década de 1690, un “voucher” era un recibo para una transacción comercial.

Los vales educativos se utilizan en dieciocho estados. Algunos estados también utilizan políticas fiscales para apoyar la educación privada y religiosa. El ejemplo más sencillo de estas políticas es la deducción fiscal para los costos de matrícula, la cual permite a los contribuyentes reducir sus ingresos gravables en la cantidad que pagan por educación privada. (Cuatro estados de EE. UU. permiten esta clase de deducciones.)

Un crédito fiscal para los costos de matrícula es una política aún más agresiva, puesto que cuenta la cantidad pagada por la matrícula como si se hubiera utilizado para pagar los impuestos. (Cinco estados de UU. EE. ofrecen esta clase de créditos fiscales.)

Las deducciones y créditos fiscales benefician más a las personas con mayor carga fiscal que a aquellas que pagan pocos impuestos o nada en absoluto. Otra idea relacionada es el crédito fiscal de becas, el cual se ofrece en varias formas en dieciocho estados de EE. UU. Este crédito fiscal se ofrece a quienes hagan una donación a una organización sin fines de lucro que proporcione becas para las escuelas privadas.

Otro enfoque similar a los vales es la cuenta de ahorro para la educación, la cual se utiliza en cinco estados con reglas que varían de un estado al otro. He aquí cómo funciona: Los padres obtienen un depósito de fondos públicos que pueden utilizarse para pagar la educación en escuelas no públicas o para pagar servicios educativos, tales como tutoría privada, programas en línea y actividades extracurriculares. Según el Centro Nacional de Políticas Educativas, estas cuentas se han diseñado, entre otros propósitos, para sortear las disposiciones de constituciones estatales que prohíben el uso de fondos públicos para financiar las escuelas privadas, especialmente las escuelas religiosas.

¿Cuál es la historia de los vales escolares?

A partir de la década de 1950, el economista Milton Friedman argumentó que las fuerzas del mercado podrían ayudar a crear escuelas que fueran mejores y más eficientes. Sostuvo que, si tuvieran la opción, los padres inscribirían a sus hijos en la escuela que más les conviniera, presumiblemente la mejor escuela. Como mecanismo para llevar esta competencia a la práctica, sugirió que se les proporcionaran vales a los estudiantes para ayudar a pagar su educación en cualquier escuela, incluidas las escuelas privadas. La idea encontró apoyo en los partidarios del libre mercado, los dirigentes de escuelas religiosas y los laboratorios de ideas.

Los vales también generaron el apoyo de los segregacionistas. El momento de la propuesta de Friedman coincidió con la resolución del caso Brown contra Consejo de Educación del 1954, la cual exigió la desegregación de las escuelas públicas. El mandato de desegregación desencadenó una huida de los blancos hacia las escuelas privadas, las cuales no estaban sujetas a la resolución. Para obstaculizar la ley, algunos estados del sur empezaron a emitir vales de matrícula escolar, financiados con impuestos, los cuales fueron aceptados en las escuelas privadas segregadas.

Opciones de elección de escuela

Aunque existe mucho apoyo popular para el concepto de opción escolar, los programas de vales y similares son un mecanismo de menor importancia para brindarla. La mayoría de los estudiantes en las escuelas privadas asisten a una escuela afiliada a una religión. La mayoría de las constituciones estatales, incluida la de California, prohíben el uso de impuestos para financiar las escuelas con afiliación religiosa. (La revisión del alcance de esta prohibición por parte de la Corte Suprema de EE. UU. está programada para el 2020 en el caso de Espinoza contra el Departamento de Hacienda de Montana.)

En lugar de vales, la mayoría de los estados y distritos han optado por brindar la opción escolar mediante escuelas chárter públicas no sectarias, escuelas magnet o sorteos de inscripción abierta que permitan a los estudiantes inscribirse en escuelas que no sean la más cercana a su hogar. Aproximadamente la décima parte de los estudiantes de California asisten a una escuela chárter y, en este estado, hay un número considerablemente mayor de estudiantes en las escuelas chárter que en las escuelas privadas. El informe del Instituto de Políticas de la Enseñanza Creating Quality School Choices for All America’s Children (creación de opciones escolares de calidad para todos los niños de los Estados Unidos) arroja luz sobre el tema de opción escolar observando que la evidencia demuestra que el simple hecho de brindar opciones no significa automáticamente que estas sean opciones de alta calidad que sean accesibles para todos los estudiantes o que mejoren el aprendizaje estudiantil.

Fuente y notas: Darling-Hammond, L., Rothman, R. & Cookson, P. W., Jr. (2017). Expanding high-quality educational options for all students: How states can create a system of schools worth choosing (Aumento de las opciones educativas de alta calidad para todos los estudiantes: cómo los estados pueden crear un sistema de escuelas que valgan la pena escoger). Palo Alto, CA: Instituto de Políticas de la Enseñanza. Para ver el informe completo y las notas a pie de página, consulte la página 5.

Las encuestas muestran que las escuelas chárter públicas gozan de amplio apoyo popular. En el caso de los vales escolares, existe un apoyo popular considerablemente menor y mucha oposición.

¿Los programas de vales tienen éxito?

Aparte de todo eso, ¿existen evidencias de que los programas de vales brindan mejores resultados educativos para los estudiantes que las escuelas tradicionales o escuelas chárter?

La respuesta breve es que no. Se han llevado a cabo muchos estudios de programas de vales, pero son las órdenes religiosas y organizaciones a favor de los vales las que han patrocinado la mayoría de ellos. Los primeros programas experimentales a pequeña escala parecieron sugerir resultados casi milagrosos, pero esos hallazgos no han sobrevivido un análisis más amplio. Los estudios más recientes indican que los vales no son la solución milagrosa.

  • En el 2011, el Centro sobre Política Educativa publicó un estudio de diez años de los resultados de los vales, concluyendo que los vales no han tenido ningún efecto positivo evidente en el logro académico estudiantil y que los resultados globales para los estudiantes han sido mixtos.
  • En el 2015, la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER, por su sigla en inglés) le dio seguimiento con un estudio de alcance similar. Aunque admitieron que han existido casos en los que los vales han hecho una diferencia positiva para algunos estudiantes, los autores también notaron evidencias de efectos negativos: Una proporción sorprendentemente grande de los estudios más rigurosos sugieren que el otorgamiento de un vale ejerce un efecto que, estadísticamente, es indistinguible de cero.

Sin embargo, los vales escolares pueden tener un impacto considerable en las finanzas de las iglesias. En el 2017, la NBER determinó que, en Milwaukee, los vales eran una fuente predominante de financiamiento para muchas iglesias, puesto que, en su muestreo, las parroquias que operaban escuelas que aceptaban vales obtenían más ingresos provenientes de los vales que de sus congregaciones.

¿Los programas de vales perjudican?

A veces. Un estudio sobre los efectos negativos de los vales, el cual llevó a cabo el Instituto Brookings en el 2016, determinó que los estudiantes en programas de vales en Luisiana e Indiana obtuvieron puntajes inferiores en las pruebas de lectura y matemáticas que los obtenidos por estudiantes similares que habían permanecido en las escuelas públicas. La magnitud de los impactos negativos fue considerable. Estudios realizados en Ohio también señalan efectos negativos. Un análisis actualizado de los resultados en Luisiana reflejó la misma conclusión en el 2019.

Un estudio llevado a cabo en el 2017 por el Centro Nacional para la Evaluación de la Educación y la Asistencia Regional examinó el programa de becas de oportunidad (OSP, por su sigla en inglés) del Distrito de Columbia, un programa que el Congreso creó para proporcionar vales de matrícula a los padres de bajos recursos que desean enviar a su hijo a una escuela privada. Después de un año, el OSP había tenido un impacto negativo estadísticamente significativo en el desempeño en matemáticas de los estudiantes que utilizaban o a quienes se les ofreció una beca. Las puntuaciones en lectura eran más bajas, pero las diferencias no fueron estadísticamente significativas.

Escasa investigación sobre las cuentas de ahorro para la educación

Según el Centro Nacional de Políticas Educativas, existe una cantidad muy limitada de investigaciones sobre las cuentas de ahorro para la educación. Por su diseño, los programas de cuentas de ahorros para la educación promueven la privatización y la falta de transparencia. No hay sistemas de responsabilidad, y los datos son limitados. La falta de datos e informes impedirá las investigaciones sobre la forma en la cual estas políticas afectan a los estudiantes, escuelas y estados.

El Centro agrega que la mejor evidencia disponible con respecto a la eficacia de la educación privada subvencionada por el estado son probablemente las investigaciones sobre los programas convencionales de vales.

Aunque un informe del 2019 sobre los créditos fiscales en Florida concluyó que los participantes tenían más probabilidades de asistir a la universidad, una revisión de esta investigación determinó que la misma proporcionó poca orientación para la política y la práctica. No midió el beneficio académico y estaba afectado por el sesgo de selección. El intento del estudio de emparejar los estudiantes ocasionó que el grupo de comparación tuviera dos o tres veces más estudiantes que recibían almuerzos a precio reducido.

¿Qué funciona?

Se está volviendo cada vez más evidente que, en las escuelas, lo barato sale caro. Un estudio del año 2016, llevado a cabo por la NBER, una organización sin afiliación política, analizó diez años de datos y determinó que los incrementos sostenidos de inversión en los distritos de bajos recursos se vinculaban con mejores logros académicos de los estudiantes.

El informe del 2017 del Instituto de Políticas de la Enseñanza How Money Matters for Schools (La importancia del dinero para las escuelas) concluye que los estudios recientes han determinado invariablemente que existe una relación positiva entre los logros de los estudiantes y los aportes financieros. Determinaron que los recursos que cuestan dinero tienen una asociación positiva con los resultados estudiantiles. Estos incluyen clases con menor cantidad de estudiantes, materiales didácticos adicionales, programas de educación temprana y remuneración más competitiva para los maestros.

Un estudio del 2016, que se conoce como el Programa internacional para la evaluación de estudiantes (PISA, por su sigla en inglés), señala estrategias que han demostrado mejorar los resultados educativos:

Otras investigaciones muestran que brindarles a los niños una educación integral que incluya las artes, educación física y escuela de verano es también una estrategia exitosa.

La conclusión

Los vales no deben aparecer en la lista de las mejores estrategias para el mejoramiento sistémico de la educación. Existen mejores opciones. De muchas maneras, las propuestas de utilizar fondos públicos para financiar las escuelas privadas y religiosas distraen la atención de las estrategias más exitosas de reforma educativa. Al reducir el financiamiento para la educación pública, en realidad, pueden perjudicar a las escuelas públicas.

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