A veces la gente me pregunta cómo las escuelas públicas de California pueden salvarse. "¿De qué?" Les pregunto.
La respuesta varía mucho según la persona que pregunta y lo que esté saliendo en las noticias. Usualmente hay un villano: Las escuelas charter, por ejemplo. O los sindicatos. O las evaluaciones o la tecnología en las escuelas o el sistema de pensión, o los malos maestros o la capacitación de los docentes o la Propuesta 13, o…
La educación pública necesita ser rescatada del pesimismo.
Espere un segundo. La premisa de la pregunta es que el sistema educativo necesita ser rescatado. Estoy de acuerdo… pero no de los villanos.
La educación pública necesita ser rescatada del pesimismo.
La educación pública universal es un logro tremendo de la civilización.
Para apreciar lo que tenemos, ayuda el tomar un paso hacia atrás. Apenas un siglo atrás, un porcentaje considerable de los niños fallecían antes de los seis años de edad, incluso en los países más desarrollados del mundo.
En aquel tiempo, muchos niños que sobrevivían a la infancia tenían una dura vida. La educación era cara, y los padres tenían que hacer decisiones cruciales. Por defecto la expectativa era que los niños que sobrevivían a la infancia, debían servir como trabajadores no remunerados para el beneficio de sus familias. No todos los niños podían ir a la escuela, especialmente las niñas.
El progreso industrial a inicios de 1900, cambió todo a una velocidad sorprendente. Las leyes sobre trabajo infantil prohibió a los niños de trabajar en fábricas. De alguna manera, una idea radical salió a flote: en la infancia, los niños no están obligados a trabajar para sus padres, de hecho la obligación funciona al revés. Dentro de una generación o dos, los estados promulgaron leyes que requerían a las familias enviar a sus hijos a la escuela a los seis años de edad, cuando ya no usaran pañales.
La educación universal impulsa la expansión económica.
Se establecieron las escuelas públicas locales en cada estado y los niños, incluidas las niñas, estaban obligados a asistir a ellas. Debido a que las escuelas fueron financiadas localmente, la calidad varió enormemente. Las escuelas en comunidades ricas estaban bien financiadas con maestros bien preparados. Las escuelas en comunidades pobres estaban en mal estado y orientadas vocacionalmente.
La historia del crecimiento económico de Estados Unidos está íntimamente ligada con la expansión de la educación. A medida que más y más sectores de la sociedad han sido incluidos, Estados Unidos se ha vuelto más fuerte y más rico.
Una prioridad clave del movimiento por los derechos civiles era eliminar leyes racistas que impedían a las personas de diferentes razas, de vivir, trabajar y aprender juntos. La educación pública se volvió cada vez más disponible para familias afroamericanas, aunque incluso hoy en día los límites de los distritos escolares que determinan a dónde los niños pueden asistir a la escuela misteriosamente coinciden con las viejas líneas rojas.
Hay más. El movimiento de la igualdad de derechos desafió las leyes y tradiciones sexistas que limitaban las clases y los roles que las niñas podían tomar. En 1975 Estados Unidos incrementó la educación pública para incluir a los niños con discapacidades.
Podría seguir, pero usted ya entiende el panorama. Como explicamos en la Lección 1.7 de ED100, la historia del crecimiento económico de los Estados Unidos está fuertemente conectada a la ampliación del acceso a la educación. La historia no se limita a América. En todo el mundo, la gente está aprendiendo más, ganando más y viviendo vidas mejores y más largas. Otros factores importan, pero la educación pública es una parte importante.
A pesar de esta larga trayectoria de éxitos, el pesimismo sobre la educación pública florece. En parte, esto es simplemente la evidencia de que el trabajo está incompleto. Las expectativas del público de lo que la educación puede lograr están creciendo más rápido que el sistema de educación pública puede mantener. Los resultados de la educación, aunque, mejoran, siguen siendo muy desiguales en formas que refuerzan y perpetúan los patrones de desigualdad.
El mejoramiento se siente lento.
Estos vacíos no son cuestión de rumores o para debatirse. Gracias a la adopción de estándares existe un amplio acuerdo acerca de lo que todos los estudiantes deben saber y ser capaces de hacer en cada nivel de grado. Las pruebas del estado, basadas en las normas, muestran que muchos niños no están al nivel de su grado, y los patrones son duraderos. El panel escolar de California, la principal herramienta del estado para la transparencia sobre resultados escolares, muestra las brechas en brillante colores. Los pesimistas ven los resultados de las pruebas en base a dichas normas y ven lo qué esperan: las brechas son difíciles de cerrar.
"Ven", los pesimistas podrían declarar, "¡las escuelas están mal!"
Tal pesimismo, pierde el enfoque. El propósito de la recopilación de datos es centrar la atención allí donde se necesita, a discernir la diferencia entre qué funciona y qué no, y hacer algo para ayudar.
Por ejemplo, uno de los principales predictores del fracaso en la escuela es el ausentismo crónico en la primaria. En 2018, respondiendo a la legislación federal, California hizo más fácil el impulsar un enfoque específico sobre este problema añadiéndolo al panel de educación de California. Esto ha contribuido a la investigación de las causas del absentismo y las soluciones para ello. El sistema no está roto, pero es grande, lento y confuso. El sistema es capaz de responder a los problemas y a mejorar. Eventualmente.
Lamentablemente, los estudiantes no tienen el lujo de esperar a que el sistema mejore. El reloj gira sólo en el sentido de las agujas del reloj. La educación de cada estudiante se desarrolla en un horario, esté preparado o no.
Los padres tienen grandes expectativas con respecto al futuro de sus hijos; aproximadamente ocho de cada diez esperan que su hijo a obtener un grado universitario, según una encuesta del 2019 realizada por el Instituto de Políticas Públicas de California (PPIC por sus siglas en inglés). Estas expectativas reflejan un sesgo cognitivo, como se discute en la Lección 1.5 de ED100. Las personas tienden a ver lo mejor en sus hijos. Asimismo, las personas tienden a ver a los mejores en su escuela, su ciudad, e incluso su distrito escolar.
La confianza decae con la distancia.
Pero esta confianza decae con la distancia. Las personas tienden a tener menos confianza en su distrito, que en su escuela, y aún menos confianza en el rol del estado.
La educación pública en California es a menudo descrita como un sistema de escuelas locales, pero es más exacto pensar en él como un sistema estatal de escuelas. El poder sobre la financiación de la educación y la política educativa se concentran a nivel estatal en California, tanto en la práctica como en la ley. Los distritos escolares y las escuelas charter tienen un cierto grado de autonomía y autoridad sobre cómo utilizan el dinero, pero tienen poco o ningún control sobre la cantidad con la que tienen que trabajar.
Las escuelas en California son financiadas principalmente por impuestos estatales sobre la renta. En algún tiempo, antes de que la Propuesta 13 fuera aprobada en 1978, los impuestos sobre la propiedad eran la principal fuente de financiación de las escuelas. La iniciativa cambió la principal fuente de ingresos para las escuelas, desde los impuestos locales a la propiedad, hasta los impuestos estatales sobre la renta. Los impuestos locales a la propiedad aún ponen dinero en la jarra para los distritos escolares locales. Pero la cantidad de financiación que los distritos escolares reciben está determinado por una fórmula a nivel estatal (LCFF). En todos los lugares, excepto en algunos pocos, los ingresos por impuestos locales a la propiedad se quedan cortos y el estado llena el hueco con los ingresos del impuesto sobre la renta. La fórmula dirige el dinero a los distritos en base a la asistencia, añadiendo un extra en lugares donde los niños tienden a tener mayores necesidades.
Este sistema es racional y explicable, pero frustrante. El nivel de financiación de California para la educación pública, es bajo para los estándares nacionales, y desde la perspectiva de un padre en una escuela, puede parecer que hay poco que hacer al respecto.
Cada año, el presupuesto del estado para la educación pública en California está determinado principalmente por los términos de la Propuesta 98, una fórmula de "garantía mínima" añadida a la constitución del estatal por una escasa mayoría de votantes en 1988. La legislatura del estado tiene la facultad de asignar más para la educación que lo requerido por la Propuesta 98, pero rara vez lo hace. De hecho, cuando los tiempos presupuestarios han sido difíciles, la legislatura regularmente ha “tomado prestado" de la garantía de la Prop 98 para financiar otras prioridades en su lugar. En la práctica, la financiación estatal de California para la educación ha sido una especie de piloto automático durante años, últimamente impulsado por la economía y el mercado bursátil, pero otras veces magullado por ellos mismos.
La confianza política se desvanece con la distancia. Sacramento se siente lejos.
La legislatura estatal puede aumentar el financiamiento para la educación más allá de la garantía mínima de la Propuesta 98. Normalmente no lo hace, pero en 2019 lo hizo. La legislatura puede subir los impuestos o cerrar vacíos con el voto mayoritario. Los votantes también tienen el poder para forzar el asunto. Si los defensores ven suficiente apoyo público, podrían tomar medidas impulsando una o más iniciativas de votación, apostando por que la voluntad política estatal para financiar la educación es lo suficientemente fuerte para superar la oposición.
Quizás y lamentablemente, todo sea una cuestión de voluntad política. ¿Por qué es lamentable? Porque la voluntad política es relativamente débil en lo que se refiere a la financiación de la educación en una base estatal. Los votantes se sienten muy convencidos sobre la educación, pero principalmente cuando se trata de sus propios hijos y sus propias escuelas. Cuando la financiación estatal de la educación va hacia abajo o hacia los lados, las comunidades con cierta riqueza tienden a buscar nuevas formas de recaudar dinero localmente, donde la voluntad política es más fuerte.
La Prop 13 cerró la puerta a los impuestos locales para la educación, pero la dejo un poco abierta. Las comunidades pueden financiar sus escuelas localmente aprobando un impuesto predial. Es difícil de hacer. Se requiere de un fuerte apoyo popular, no una oposición organizada, y una campaña de obtención de votos con enfoque de rayo láser que active solo votos “positivos”. Si más de uno de cada tres votos es negativo, la medida falla. La mayoría de las comunidades ni siquiera lo intenta a menos que sean pequeñas, muy organizadas, y por lo general relativamente ricas. Cuando los grandes distritos lo intentan, puede terminar mal; en 2019 una medida del impuesto predial para Los Angeles Unificado fracasó estrepitosamente, ante la oposición de la Cámara de Comercio y otros.
Algunos argumentan que los impuestos locales para las escuelas deberían hacerse más fácil de aprobar. Ellos citan la Propuesta 39 como precedente; esta iniciativa bajó el límite de votación para las medidas de bonos escolares del 67% al 55%, desencadenando una ola construcción escolar diferida desde hace mucho tiempo.
Otros argumentan que la barra alta para aprobar un impuesto predial es una bendición disfrazada. La Propuesta 39 demostró que más medidas locales serían aprobadas si la barra se redujera, pero de una manera que sería injusta. Las comunidades escolares ricas aprobarían mayores impuestos y los promulgarían más rápidamente. El total de financiamiento escolar en el estado aumentaría, pero sería más desigual, lo que refuerza los límites entre los distritos que separan a los hijos de los ricos de los pobres.
La gente ve el futuro de la educación desarrollándose de diferentes maneras. Algunos exigen un sistema de escuelas financiadas por el estado mejorando continuamente. Algunos piden una mayor expansión de escuelas charter de alto rendimiento. Algunos (aunque no muchos en California) piden la ampliación de las subvenciones a las escuelas religiosas y escuelas privadas.
El consenso está vivo y coleando.
Estos son visiones muy diferentes para el futuro de la educación universal, y las personas tienen buenos motivos para discrepar sobre ellos vigorosamente. Pero vale la pena notar que todas estas visiones comparten una idea central importante, que fácilmente puede pasarse por alto: la idea de que todos los niños, sin excepción, deben recibir una buena educación básica gratis.
El consenso de que la educación pública debe ser universal está viva y coleando.
Y eso, por lo menos, es un motivo de optimismo.
Buscar aquí en el contenido del blog y todas las lecciones.
Iniciar sesión con correo electrónico
We will send your Login Link to your email
address. Click on the link and you will be
logged into Ed100. No more passwords to
remember!
Preguntas y comentarios
Para comentar o responder, por favor inicie sesión .