La mayoría de los padres recuerdan haber hecho tareas escolares cuando estaban pequeños.
Muchas personas consideran las tareas escolares como el empleo del estudiante o un rito de paso para evitar que se meta en problemas. O como una parte inevitable de la vida, como la muerte y los impuestos.
Por supuesto, las tareas escolares implican mucho más que la mera tradición. Las tareas son una gran parte de la experiencia educativa.
La idea principal detrás de la mayoría de las tareas escolares es que animen a los estudiantes a practicar.
El aprendizaje toma tiempo, y el tiempo en la escuela está limitado. Los estudiantes solo pasan unas seis horas diarias en la escuela. Durante cada ciclo escolar, los estudiantes pasan aproximadamente 1 000 horas bajo la supervisión del personal escolar. Algunas de esas horas se dedican al aprendizaje y otras no. Las tareas escolares ofrecen una forma de aumentar el tiempo que los estudiantes dedican al aprendizaje.
El dominio de cualquier habilidad requiere de práctica, especialmente la práctica deliberada La práctica deliberada es activa y concentrada. Es lo que permite que los jugadores de baloncesto metan los tiros libres de manera infalible. Permite que los músicos toquen en público. Es la canción del alfabeto cantada una y otra vez con alegría. (Y sin la amenaza de la paliza que se incluía en las letras originales del año 1834.)
En los grados iniciales de la primaria, la práctica es esencial para que los estudiantes aprendan a leer y escribir.
Por supuesto, resulta de gran ayuda si los estudiantes quieren practicar. Hacerlo de manera robótica puede dañar más que ayudar, especialmente si disminuye la motivación de los estudiantes para aprender. A menudo a la práctica repetitiva e ineficaz se le adjudica el nombre peyorativo de: “practicar hasta matar”.
Las buenas asignaciones de tareas escolares les brindan a los estudiantes los desafíos indicados para que practiquen las habilidades y asimilen más aprendizaje. Resulta difícil y consume mucho tiempo diseñar buenas tareas escolares, por lo que la mayoría de los maestros no lo hacen. En cambio, suelen depender de materiales didácticos escritos por profesionales, los cuales seleccionan típicamente en colaboración con los administradores y otros maestros.
Otro propósito de las tareas escolares que se menciona comúnmente es preparar a los estudiantes para las exigencias del lugar de trabajo. El maestro, en el papel de cliente o supervisor, asigna trabajo y juzga su valor y puntualidad. Este modelo se aplica más directamente a los proyectos a largo plazo, tales como ensayos o informes de laboratorio.
Para preparar a los estudiantes para los trabajos aún más complejos del mundo real, los maestros a veces diseñan tareas escolares grupales. Tales asignaciones ofrecen importantes oportunidades para desarrollar habilidades organizacionales y de comunicación interpersonal, muy aparte del contenido académico de una clase. Existen muchos métodos de calificar las tareas grupales, y los maestros deben escoger cuidadosamente entre ellos.
En igualdad de circunstancias, es obvio que los estudiantes aprenderán más si dedican más tiempo al aprendizaje.
Pero no todo el tiempo de tareas escolares es de igual valor, y existe algo que se llama exceso. En algunas escuelas, especialmente las secundarias, las exigencias de las tareas pueden resultar verdaderamente perjudiciales. Si está buscando maneras de entablar una conversación sobre la reducción de presión académica en su escuela, puede inspirarse en las presentaciones disponibles en ChallengeSuccess.org.
Es razonable que los padres y estudiantes pregunten “¿Cuánto tiempo deberían tomar las tareas escolares?” Las escuelas y los padres necesitan algunas pautas.
La regla de los diez minutos cuenta con el apoyo tanto de la Asociación Nacional de Padres y Maestros como de la Asociación Nacional de Educación. Dice que la cantidad máxima de tareas cada noche (para todas las materias combinadas) no debería exceder los 10 minutos por cada nivel de grado.
La regla de los 10 minutos se desarrolló a partir de la síntesis de muchas investigaciones sobre tareas escolares, realizadas originalmente por Harris Cooper de la Universidad de Duke en la década de 1980. Se llama “regla” principalmente porque gran número de escuelas y distritos incluyen una versión de la misma en sus políticas sobre tareas escolares.
Si se toma literalmente, la regla de los diez minutos implica que los estudiantes de sexto grado deberían dedicar una hora, como máximo, a las tareas. Como suele pasar, los hallazgos reales de las investigaciones sobre las tareas escolares no justifican tanta precisión. Desde el principio, el concepto de la regla ha servido mejor para animar a los maestros a ser considerados con respecto a lo que piden a sus estudiantes. En los grados superiores, en particular, los maestros en conjunto fácilmente pueden inundar a los estudiantes de tareas sin siquiera darse cuenta de que lo están haciendo.
Golpe de realidad: pocos estudiantes se acercan siquiera a romper la regla de los 10 minutos
En la mayoría de las escuelas, pocos estudiantes se acercan siquiera a romper la regla de los 10 minutos.
En los primeros grados, casi todos los padres revisan las tareas escolares de sus hijos. Según las encuestas llevadas a cabo por el Centro Nacional de Estadísticas de la Educación (NCES, por sus siglas en inglés), más del 90 por ciento de los padres informan que sus hijos realizan tareas fuera del tiempo en el aula. Esta costumbre disminuye con la edad: en los grados K a 2, más del 90 por ciento de los padres dicen que revisan las tareas escolares. En los grados 3 a 5, la tasa baja al 82 por ciento, y luego a un poco más de la mitad (56 por ciento) para los grados 6 a 8. En la secundaria, solo la tercera parte (36 por ciento) de los padres informan que revisan las tareas. [Vea la Tabla 4 de la página 12 de esta publicación del NCES]
Según la encuesta de este grupo bastante selecto (padres de estudiantes de secundaria que revisan las tareas) realizada por el NCES, la cantidad de tiempo que sus hijos dedican a las tareas varía considerablemente. En promedio, un 42 por ciento de los padres informan que su hijo hace tareas todos los días, pero esta tasa reportada varía de forma significativa según el grupo étnico:
La cantidad de tiempo que los estudiantes dedican a las tareas cada semana también varía. En esta encuesta selecta, los padres blancos, negros y latinos respondieron que sus hijos de secundaria dedican entre seis y siete horas por semana a las tareas; en el caso de los padres asiáticos, el promedio superó las diez horas.
En los viejos tiempos, los maestros escribían las asignaciones de tareas en una pizarra o las entregaban en papel. Los estudiantes copiaban la asignación en un cuaderno, lo llevaban a casa, hacían el trabajo, lo llevaban de regreso a la escuela, lo buscaban y lo entregaban.
En esa cadena de acciones, existían muchos posibles puntos de fracaso y pocas maneras en las que los padres podían fomentar el éxito. La única manera en la que los padres podían saber si sus hijos hacían sus tareas era comunicarse personalmente con el maestro.
En una gran cantidad de escuelas, este proceso todavía no ha cambiado, pero lo hará. Cada vez más, los maestros utilizan herramientas en línea para asignar las tareas, seguir su cumplimiento y registrar las calificaciones. Al utilizar estos sistemas de información estudiantil, los estudiantes y padres pueden ver las asignaciones de tareas y las fechas límite de entrega en línea sin o casi sin demora. Pueden determinar cuándo se entregó el trabajo y qué calificación recibieron. Si su distrito escolar todavía no utiliza un sistema de información escolar, puede ser que esté evaluando la posibilidad.
En los primeros grados, los padres se desempeñan no solo como responsables del cumplimiento de las tareas, sino también como tutores. Esto puede resultar tanto una bendición como una maldición. Los padres no necesariamente tienen aptitudes para enseñar, y las palabras inadecuadas suelen salir. Las frustraciones pueden intensificarse hasta llegar a un enfrentamiento emocional, sacando lo peor de los niños y padres por igual. (Para ver algunos ejemplos desoladores, busque “homework meltdown” en YouTube. Pensándolo mejor, no lo haga.)
En vista de que las tareas escolares son una parte tan importante del proceso educativo, la Asociación de Padres y Maestros (PTA) del Estado de California ofrece consejos para los padres, los cuales están disponibles en muchos idiomas. La PTA Nacional también tiene consejos para los maestros: una tarea que no se puede realizar sin ayuda no es una tarea adecuada.
Alfie Kohn, un crítico influyente del sistema educativo de los Estados Unidos, va más allá. Cuestiona si tan siquiera vale la pena asignar tareas escolares. En parte, Kohn argumenta que las tareas fácilmente pueden convertirse en un centro de atención poco saludable en la relación entre los estudiantes y sus padres.
Tradicionalmente, los maestros presentan nuevas ideas y habilidades en al aula, en forma de lecciones. El tiempo de las tareas es para practicar, no para aprender nuevas cosas. Pero existen excepciones. Por ejemplo, los maestros a veces piden que los estudiantes lean el material asignado por su cuenta antes de comentarlo en el aula. Al hacerlo, invierten el modelo del uso del tiempo.
En el pasado, esta estrategia se reservaba mayormente para los trabajos de las clases de inglés o historia de los grados superiores. Pero la disponibilidad cada vez mayor de recursos informáticos y conectividad a internet brinda explicaciones bastante asombrosas en línea, sobre toda clase de temas. Ver unas cuantas lecciones apenas se siente como una tarea escolar. Por ejemplo, para muchos estudiantes, puede significar un gran esfuerzo lidiar con un resumen escrito de la historia de Japón, pero si la lección se imparte en forma de una animación irreverente y breve, resulta que decenas de miles la mirarán por pura diversión.
La práctica de utilizar la tecnología para presentar nuevo material como tarea escolar y utilizar el tiempo en el aula para comentarlo o practicarlo a veces se llama invertir el aula. El mayor proponente de este enfoque es Sal Khan, fundador de la Academia Khan.
Si a algunos estudiantes les toma más tiempo, ¿qué importa?
La idea central de Khan es mucho más revolucionaria que simplemente invertir el aula. Argumenta que, en un mundo donde el aprendizaje en línea puede permitir que cada estudiante aprenda a su propio ritmo, las escuelas deberían redefinir las bases de todo su enfoque. ¿De qué sirve darle una baja calificación a un estudiante? ¿Realmente ayuda? Con el tiempo y apoyo necesarios, cualquier estudiante puede dominar cualquier materia. Si a algunos estudiantes les toma más tiempo, ¿qué importa? Argumenta que los maestros deberían concentrarse en conducir a cada estudiante hasta el dominio antes de avanzar, en vez de apilar material nuevo sobre una base inestable. En este concepto, las definiciones de tiempo en la escuela y tiempo de tareas escolares se confunden hasta casi no distinguirse.
Hasta ahora, la premisa de esta lección ha sido que las tareas sirven principalmente como prácticas. Pero esto no es del todo cierto, ¿verdad? Las tareas cuentan. Los estudiantes que no entregan tareas bien realizadas con regularidad no pueden obtener buenas calificaciones, incluso si comprenden el material por completo. Pero esta es una meta más ambiciosa para algunos estudiantes que para otros. Algunos cuentan con buenos lugares en los cuales estudiar, el estímulo y apoyo de su familia y la ayuda cuando la necesitan. Otros no. ¿Qué significan las tareas para más de 200 000 estudiantes sin hogar en California? Las tareas son una actividad de todos los días, por lo que las ventajas de todos los días se suman.
Los estudiantes con desafíos de aprendizaje específicos (tales como dislexia, agrafia o TDAH) pueden tener bastantes dificultades para mantener el ritmo de las tareas diarias.
La Sección 504 de la Ley de Rehabilitación del año 1973 estableció que, para asegurarse de que los estudiantes individuales con discapacidad reciban un tratamiento justo en la escuela, los maestros pueden modificar el material docente, incluidas las asignaciones de tareas, para adaptarse mejor a las necesidades de aprendizaje del estudiante. Los estudiantes que reúnen los requisitos para acceder a adaptaciones en virtud de la Sección 504 pueden tener derecho a la modificación de sus planes de estudios y tareas escolares, en colaboración con sus padres. Los estudiantes que reciben servicios de educación especial que se definen en un programa de educación individualizada (IEP, por sus siglas en inglés) también pueden requerir adaptaciones o modificaciones de sus tareas.
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